Los trastornos de conducta en adolescentes pueden afectar a su rendimiento y personalidad. Identificarlos a tiempo facilita que pueda elegirse la terapia más adecuada. Te contamos todas las claves al respecto para que identifiques sus síntomas y evites sus consecuencias.
Trastornos disociales
Los trastornos disociales se caracterizan por convertirse en un tipo de comportamiento que se repite y pone en riesgo los derechos del resto de personas. En el caso de los adolescentes, se presentan los siguientes síntomas:
- La personalidad es egoísta y aumenta la falta de empatía con el resto de compañeros o personas. Es posible que se den casos de robo, acoso u otros delitos, sin que muestren signos de arrepentimiento o culpabilidad.
- El trastorno disocial comienza entre la infancia y la adolescencia. Es más frecuente entre los varones.
- El factor genético y el entorno más directo inciden fuertemente en el comportamiento. Es habitual, pero no determinante, que los padres también presenten alguna dolencia mental.
La psicoterapia y aportar estabilidad al entorno de cada adolescente son alternativas que funcionan. El ingreso temporal en una unidad de salud mental puede ayudar a corregir el problema.
TCA o trastorno de la conducta alimentaria
El patrón más frecuente es que el adolescente opte o bien por caer en la bulimia nerviosa o bien por hacerlo en la anorexia nerviosa. La preocupación por su imagen les lleva a mantener una relación con la comida poco saludable. El porcentaje de TCA o trastorno de la conducta alimentaria, por sexos, es bastante similar.
Debes prestar especial atención a la forma de comer y los cambios en la fisonomía para descubrir este trastorno a tiempo. La terapia conductual y la psicológica son muy eficaces para reconducir la situación.
Trastorno por evitación de la personalidad
Quien padece un trastorno por evitación de la personalidad suele evitar la interacción social o una situación en la que se le pueda criticar o humillar. El adolescente siente que no se adapta a su entorno, pero cede ante los demás para evitar el rechazo.
Especialmente graves resultan las consecuencias de la ausencia de tratamiento. Se dan casos de ansiedad, depresión, trastornos obsesivos compulsivos, fobia y pánico, entre otros. El tratamiento más frecuente es la psicoterapia, acompañada de medicación.
TDAH
Se considera más una alteración neurobiológica, al provenir de un desnivel en la dopamina. Afecta al funcionamiento cerebral y a la conducta. Las siglas aluden a trastorno por déficit de atención e hiperactividad. La persona no puede mantener la concentración durante demasiado tiempo. Igualmente, actúa por impulso y sin reflexionar. Normalmente, no tolera las críticas y exige una recompensa continuada.
TND (trastorno negativista desafiante)
Se diagnostica cuando perdura más de seis meses. Puedes reconocerlo por la irritabilidad y la agresividad del adolescente. Su opinión es siempre la opuesta a la de los demás y puede terminar provocando depresión y ansiedad.
TC o trastorno de conducta
Ha de observarse durante un año antes de diagnosticar el tipo concreto. Lo que parece rebeldía o mal comportamiento puede esconder una depresión. Es el profesional quien tiene que realizar un estudio detallado para estipular cuál es la mejor terapia. El tratamiento farmacológico no se descarta, en casos graves y siempre como apoyo a la psicoterapia.
Alerta ante el primer trastorno disocial
Tras repasar los distintos trastornos de conducta en adolescentes, solo nos queda aconsejarte que confíes en profesionales para superar el problema. Lograrás frenar el avance de la alteración y, especialmente, que esta se convierta en una enfermedad psiquiátrica de mayor gravedad. Todo sea por conseguir que la adolescencia no se convierta en una etapa que termine por alterar la salud mental de tu hijo durante varios años.